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El MAS reabre sus puertas después de las obras de reforma con una selección de sus mejores obras.
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Viernes 24 de noviembre de 2023
El MAS | Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria inaugura este viernes en el EspacioMeBAS, a las 19.30 horas, la exposición temporal, “Ouroboros O el oxímoron orbital de los lenguajes”, de la creadora portuguesa Marta Bernardes (Oporto, 1983). La artista, que se define a sí misma como “ilustradora de la dificultad del decir” recala en el EspacioMeBAS con un proyecto expositivo sobre los límites aporéticos del lenguaje y su solución y disolución continuas a partir de los procesos poéticos. Circularidad, tiempo femenino, erotismo, retórica, lenguaje, diversión, belleza, semántica, humor, ironía, metáfora, metonimia, austeridad, mujer, Dadá, ilusionismo, compromiso, alegría y, sobre todo, inteligencia y conocimiento, son algunas de las palabras y conceptos claves de esta singular y brillante artista portuguesa que se desarrollan con mucha intensidad en todo el MAS, expandiéndose de forma absoluta y epidérmica a través de sus objetos, dibujos, videocreaciones, performances, esculturas, instalación…, en un proyecto expositivo ciertamente poderoso.
Durante la inauguración, en la planta 1 del MAS, tendrá lugar una performance de la artista titulada Sema 1, que sirve como preludio del mágico y apasionante mundo en el que nos adentra gracias a una exposición compuesta por multitud de objetos -videocreaciones, esculturas, instalaciones…-, en la propia sala y repartidos por el MAS. Así, en la entrada del Museo se pueden ver OídoP (2005-2015) y Herramienta para el trabajo de la contemplación (2015), mientras que en la expocolección Travesía, incluso se encuentran integradas Entomología del despojo (2015) en el EspacioGenesis de la planta 2 y Ouroboros cuaternario (2015) en la sala de Goya de la planta 3.
Sema I es un pequeño poema performático sobre los huecos, sobre intentar rellenarlos, sobre esa misma escuela de intento, sobre el aprendizaje del fracaso, sobre la irresoluble, continua y circular transformación de una solución en una Di-solución. La pieza Sema I, -sema término que designa la unidad mínima de significación posible - es una proposición que constituye un pequeño segmento de un proyecto más largo llamado “Escala!”, de co-producción Mugatxoan. Al término de la acción, se realizará una visita guiada de la mano de una de las grandes artistas portuguesas de nueva generación.
El proyecto, titulado “OUROBOROS O el oxímoron orbital de los lenguajes”, trata sobre el arte conceptual y la poesía visual-objetual revisitados, desde un lugar femenino e infantil, donde el placer del juego y la posibilidad de los sentidos son llevados al interior de una tradición que aparentemente se olvidó del placer vital de la belleza, de la diversión, del poema.
Organización y producción: MAS | Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria
Comisarios: Salvador Carretero e Isabel Portilla
Coordinación: Ruth Méndez
Marta Raquel Duarte Bernardes (1983, Oporto)
Licenciada en Artes Plásticas por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Oporto, institución en la que ejerce de docente de Artes Plásticas entre 2010 y 2012.
Profundiza sus estudios en artes visuales y multimedia en la ESNBA de París.
Concluye su máster en 2008 en Psicoanálisis y Filosofía de la Cultura por la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. En esta misma facultad, desarrolla actualmente una tesis doctoral en Filosofía Avanzada sobre el tema de la voz como figura del pensamiento.
En el 2008-2009, participa como becaria en el equipo educativo del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y colabora en la coordinación de proyectos expositivos en el Departamento de Exposiciones de la Fundación Juan March de Madrid.
Desde 2005, se presenta regularmente con proyectos públicos con obra plástica y audiovisual, así como con piezas de carácter performativo y musical, tanto de forma individual como colaborativa.
Entre sus numerosos proyectos destacan:
"OCIDENTE" - FIAV, Nimes-Tunes, Festival Fottogrammi d'Europa - Venezia y Galeria Magda Bellotti – Madrid.
"SONO" (2006) Auditório do Museu de Serralves-Porto.
"DÍPTICO"(2006) Museu de Serralves-Oporto.
"SACRIFÍCIO DE VERDADE" (2008)- Galeria MCO y Festival TRAMA-Oporto.
"ESCALA!" (2009) Co-Produção MUGATXOAN- Fundação de Serralves- La Laboral Gijón.
"PhODA" (2009)TCA-Porto y Museo de Bellas Artes de Santander.
"RUBRO" (2009) encargo de EGEAC- Teatro Maria Matos- Lisboa.
“BARAFUNDA” (2014) encargo de EGEAC- Teatro Maria Matos- Lisboa.
“FABULOSAS FÁBULAS” (2014) encargo Fundação Calouste Gulbenkian-Lisboa.
“El puente de la Visión- Aprender a solidão" (2010) encargo del Museo de Bellas Artes de Santander.
"Los límites del cine" (2011) co-producción de Cruce: arte y pensamiento- Círculo de Bellas Artes de Madrid y Museo Nacional Reina Sofía de Madrid.
Participa regularmente, tanto como intérprete como como autora, en el proyecto poético " Quintas de Leitura", TCA Oporto.
Desde 2006, viene una estrecha colaboración (como creadora, productora y formadora) con varios espacios y colectivos artísticos de la ciudad de Oporto, como puede ser "O Senhorio"- donde desarrolló un trabajo editorial, musical y plástico; Colectivo Arco da Velha - con el cual creó y realizó el proyecto de intervención en los espacios públicos “Regime de 1/2 Pensão: Residências para artistas em mesas de cafés"; Associação Saco Azul y Maus Hábitos, con los que colabora aún en el ámbito de la programación (ej.: "Tômbola Show: comisariado de artes performativas" o " ENCAJE:ONOFF” -Guimarães-Capital Europea de Cultura 2012) y de la pedagogía crítica y colaborativa (" Lápis : tecnologia de ponta"; "Ágora: escola da tentativa"; "Avesso: escuela de comisariado de las imágenes emancipadas" y "Síncope: experiencia teatral con la comunidad" en colaboración y co- produción con 2.0 Manobras en Oporto).
Editó " Arquivo de nuvens " (Cuadernos de Campo Alegre, 2007) , "Ulises" (en la Colección Rato de Europa, dirigida por António Preto para la Pé de Mosca.) y “Claviculária” (Douda Correria, 2014), “ A inocência das facas”( Editora Tcharan, 2015), “ Achamento” con la poeta Catarina Nunes de Almeida (Do lado esquerdo editores, 2015). Es guionista de la película “Bibliografia” de João Manso e Miguel Manso, estrenada en el Festival Indie de Lisboa en 2013 y seleccionado para el Portuguese Waves en el Torino Film Festival.
Actualmente codirige con el ilustrador Júlio Vanzeler una película de animación subvencionada por el ICA-Portugal.
OUROBOROS O el oxímoron orbital de los lenguajes (Marta Bernardes)
Empecemos por el título. Un título no es un peinado o un sombrero que se coloca encima de un texto. Es, sobre todo, una clave para su descodificación, para su lectura.
Y cuando digo texto, lo digo en un sentido amplio: una exposición es también un texto, ya que se trata de una ordenación de signos visuales o conceptuales, evocados o materializados, que hay que desvelar, interpretando, asociando, o simplemente sintiendo. Como decía Fernando Pessoa, mi tan amado poeta y pensador, (múltiple como el universo, y, como yo, Portugués cuya patria es la lengua): “toda obra visual es en realidad una especie de literatura, pues en cada imagen hay un intento de decir alguna cosa, y en ella existe al menos un verso que, con astucia, hay que sacar a la luz”.
Veamos entonces este título por partes:
Ouroboros (Uróboros o uroboro) viene de la iconografía alquímica (del griego «?????ó???», "uróvoro", a su vez de oyrá, "cola", y borá, "alimento") es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que conforma, con su cuerpo, una forma circular. El Ouroboro representa la naturaleza cíclica de las cosas, el eterno retorno y otros conceptos entendidos como ciclos que comienzan de nuevo en cuanto concluyen (véase el mito de Sísifo). En un sentido más general simboliza el tiempo femenino, conectado a la tierra, la continuidad de la vida. Se usa como representación del renacimiento de las cosas que nunca desaparecen, solo cambian eternamente.
El oxímoron (del Griego ????????, oxymoron, en latín contradictio in terminis), dentro de los recursos literarios en retórica es una figura lógica que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, lo que genera un tercer concepto o una imposibilidad lógica. Dado que el sentido literal de oxímoron es opuesto, ‘absurdo’ (por ejemplo, «un instante eterno»), se fuerza al lector o al interlocutor a comprender el sentido metafórico (en este caso: un instante que, por la intensidad de lo vivido durante su transcurso, hace perder la noción del tiempo). El recurso de esta figura retórica es muy frecuente en la poesía mística y amorosa. Esta coexistencia no destructiva de opuestos conjugados es también la condición de un lugar en la mente humana que tiene cuatro caras: el inconsciente, que nos puede ser ofrecido por la poesía, por el arte, por el humor o por el sueño.
Orbital es todo aquello relativo a órbita, es decir, que reproduce o evoca la trayectoria que un cuerpo recorre alrededor de otro bajo la influencia de alguna fuerza (normalmente gravídica). Como los planetas, también las imágenes e ideas generan campos de fuerzas y trazan elípticos ciclos unas alrededor de las otras, creando un sistema cósmico del universo íntimo de cada creador.
De los lenguajes es más difícil de hablar ya que son sistemas aparentemente simples, como un idioma, nuestra lengua materna u otra, una técnica pictórica como la pintura o la escultura, o las matemáticas o lenguajes de programación computacional. Pero un lenguaje siempre acarrea un mundo específico de leyes, sensibilidades, visiones de la realidad, técnicas, alfabetos, o un conjunto de signos que crean un sentido de una forma combinatoria más o menos compleja. Son instrumentos de representación de la realidad, pero son, sobre todo, mecanismos de invención e imaginación del mundo. El arte, si se le puede considerar así ampliamente como lenguaje, o lugar de encuentro de muchos lenguajes, no es una excepción.
Llegados a este punto tenemos ya algunas herramientas para abordar la obra y podemos anticipar de qué se trata.
Esta es una exposición sobre los límites aporéticos del lenguaje y su solución y disolución continuas a partir de los procesos poéticos. El arte conceptual y la poesía visual-objetual revisitados, desde un lugar femenino e infantil, donde el placer del juego y la posibilidad de los sentidos son llevados al interior de una tradición que aparentemente se olvidó del placer vital de la belleza, de la diversión, del poema.
Como en toda mi obra, aquí no se encuentra ninguna temática irrefutablemente unificadora, quizá, porque no se trata de trabajar sobre cosas, pero sí con cosas; por lo que cada obra será mejor comprendida (o cuerprendida como a mí me gusta decir -meter el cuerpo en esto del arte de herencia conceptual-) como una crónica, y no tanto como una narrativa continua y evolutiva (ni al nivel de los medios elegidos, ni al nivel de la expresión)
No obstante es muy fácil identificar un núcleo de intereses, algunos hilos aglutinadores que se asientan mayoritariamente en juegos aporéticos de lenguaje, sea el lenguaje lógico/verbal, sea el lenguaje visual/plástico. Me interesa como estos aparatos, es decir, estas maquinarias lingüísticas operan en el pensamiento y en la (in)comunicación. De aquí directamente se infiere que mi interés se centra en la forma en que ellos, los lenguajes, construyen realidad | mundo (y donde, en el interior de estas estructuras operan factores como el deseo, el poder, el hambre o la muerte).
Esta preocupación con el lenguaje y sus mecanismos, desde sus propiedades semánticas, formales, políticas, poéticas, hasta su lado lúdico e instrumental, es fruto de una búsqueda de especificidad de los mecanismos internos (y su respectiva consecuencia externa-interno y externo siempre en redefinición recíproca) del pensamiento y discurso artísticos en el seno (o porque no: en la frontera) de una sociedad del obsceno exceso e instrumentalización política y económica de la imagen.
L. Wittgenstein comentaba que de lo que no se puede hablar, hay que callarse. J. Beuys dijo que el silencio de Duchamp estaba sobrevalorado.
Es justamente esta imposibilidad aparente de resolver estas dos sentencias la que aparece en mi obra: allí donde la lógica aristotélica empieza a fracasar aparece el poema, el arte, el humor, lugares donde las cosas pueden ser simultáneamente ellas y su contrario, en temporalidades que huyen de la lógica cartesiana y hegeliana, que permiten la simultaneidad, la concordancia de opuestos. Por eso mis obras se lanzan a la significación vacía (porque normalmente colocan -con o sin humor- situaciones de aparente insolubilidad al desnudo).
Me atraen la metáfora y la metonimia, son la tradición pictórica por excelencia, pero reclamo el oxímoron y la paradoja como forma de articular sin mácula la tradición y subversión: me encantaría ver a Matisse y Picasso de la mano danzando un slow, o Aristóteles y Platón besándose. Mi obra es fruto de ese deseo, es obra de una amadora (aquella que ama - fijaos que no he dicho amante, he dicho amadora-: estoy más del lado de la escucha, del recibir, que del hablar, del dar). Como describió Damocles refiriéndose a las fuerzas que constituyen el mundo natural, aquello que une las cosas es el amor, aquello que las separa es el odio o la discordia.
Históricamente mi genealogía, es decir, mi familia de acogida, viene sobre todo de dos grandes líneas de las segundas vanguardias históricas: Por un lado la herencia Pop, más que académica, vivencial, pues a pesar de que históricamente el movimiento Pop data de los 50 a finales de los 60, nací en el 83 y crecí en plena americanización de Europa y Portugal, soy por tanto de la generación del zapping y la MTV, de YouTube y Facebook, una condición que opera profundamente en la manera fragmentada y laica de relacionarme con el mundo, por lo que me esfuerzo en dar siempre estos puntos de la historia a la propia razón crítica -pero de forma razonable- es decir, sin omitirlos como hechos. Destacar la importancia de la palabra laico: en una sociedad laica, el arte debería suplir las problemáticas espirituales del hombre en sustitución de la mística o de la religión. Una utopía, claro, pero por eso me interesan tanto los referentes alquímicos y místicos: de ellos me interesa la fuerza de la pregunta esencial, su poder simbólico y evocativo de lo indecible. La cuestión de Dios ahí se queda tal cual es: ni cosa, ni respuesta, pero sí infinita pregunta. Libertad libre.
La otra cara que me fascina es el arte Minimal y Conceptual, especialmente aquellas propuestas que habitan esta transición. Un rechazo del subjetivismo individualista promovido por el expresionismo abstracto norteamericano, y, por eso, indudablemente una posición crítica frente al sistema capitalista, la afirmación de esa posición de forma Adorniana (perdónenme aquí algún anacronismo entre teoría y práctica, pero todo discurso es pro y retroactivo), es decir, preocupado en primera instancia por cuestiones de innovación formal matérica y espacial -preocupaciones plásticas a secas -; una especie de reduccionismo y literalidad que al final es aparente. De eso nos damos cuenta si atendemos a lo que hay de propuesta de arquetipo totémico en el minimalismo y arte conceptual: no solamente en sus objetos pero también en los enunciados que le dan origen. La austeridad (¡Que palabra en estos tiempos de crisis europea!) de sus resultados plásticos, supuestamente fuera de la seducción del exceso cotidiano, que exigen un tiempo que se encuentra en vías de extinción (la contemplación es un trabajo y Marx se olvidó de esto y de muchas otras cosas), la manera inteligente de proponer una ruptura sobre los resquicios de un clasicismo formal (hoy más fácilmente reconocibles). De una forma especulativa el objeto minimal hereda de Brancusi la idea de fragmento como todo, hereda de los dispositivos clásicos como por ejemplo la peana -objeto geométrico y modular fabricado para ser soporte- como elemento fundamental e intrínseco a la escultura, o el marco como elemento plástico inexpugnable. Aquí podemos empezar a reconocer una de las cosas que más me interesa de estos movimientos artísticos: la absorción de lo externo en lo interno y viceversa, que tanto marcó la escultura minimalista y su relación con el espacio.
De los puramente conceptuales me interesa el bello intento fallido de la desmaterialización de la obra de arte. Frente a un mundo regido por valores materiales, la obra de arte como algo perteneciente al plano de lo ideal, y el consecuente cuestionamiento de las herramientas del pensamiento que idealiza (aquí aparecen inevitablemente las preocupaciones con el lenguaje - evidente la referencia al grupo Art-Language, del cual formaran parte o participarán dos artistas que tomo como referencia: Lawrence Weiner y Sol LeWitt, sin negar también un interés especial por las propuestas de Joseph Kosuth , Yoko Ono, John Baldessari, D. Graham, Piero Manzoni, Daniel Buren, o sus predecesores Malévitch, Mondrian, Marcel Duchamp, Picabia, Magrrite.-).
En todos ellos me interesa la conciencia esclarecida y esclarecedora en cuanto a la naturaleza de la obra de arte como algo efectivamente conceptual (lo que es en realidad un clásico, si pensamos en Leonardo y su afirmación de que la pintura es “algo mental”). Me interesan también las aproximaciones que hicieron a la política, a la filosofía, reivindicando el derecho del artista de producir él mismo el discurso crítico alrededor de su propia obra, e incluso, la propuesta de ese discurso como obra en sí (aquí el acercamiento a la literatura me parece evidente, y de aquí a la poesía es un saltito). Este acto de los artistas de reclamar para sí mismos la producción del discurso es la demonstración de esa posibilidad como un efectivo poder: es la percepción clara de que el lenguaje lógico-verbal, particularmente el escrito, es una operación de apropiación de lo real y, por eso, un ejercicio de poder sobre el mundo. Véase por ejemplo, en Occidente, que el desarrollo de la escritura siempre va engarzado a centros de poder absoluto, al clero, a la nobleza, la burguesía, a la academia, a la crítica, etc.
Estamos delante del conocido conflicto Occidental entre saber-poder. Nótese que, en verdad, esta generación de artistas de las segundas vanguardias es la primera que procede de estudios superiores y universitarios de arte, viniendo así, por primera vez en la historia de la formación artística, igualmente preparados técnicamente e ilustrados desde el punto de vista teórico. Me entusiasma en ellos el abandono del hacer hábil como premisa imprescindible para ser artista, me parece que eso es un gesto de liberación muy bonito, que, como ya se podía apreciar en las propuestas de Malévitch (que le costaron el exilio del proyecto soviético) y de manera distinta en la obra de Duchamp, siempre cuestionando una idea residual del arte como la capacidad de trabajar con la (re)presentación retiniana. Me acuerdo de Beuys y de la idea de que cada hombre es un artista, si bien hoy en día es más necesario decir que cada artista es una mujer, cómo dijera mi querido Baudelaire cuando escribió sobre el flaneur y el maquillaje femenino, y que el “Angelito de la historia” de nuestro querido W. Benjamin todavía no trató de rescatar. Este intento de democratización, o retirada de hegemonía del hacer artístico, paradójicamente transformó las obras en afrontas y enigmas para el público, volviéndose primero estandartes de una especie de inaccesibilidad elitista, y más tarde transformados perversamente en objetos de decoración masiva modelo Ikea. Pero a mí lo que realmente me interesa es la idea primera de producir un arte que todos pudiesen hacer, transformando al público en creador potencial, y el arte en un instrumento de utilidad social, de transformación de la realidad. Aquí volvemos: el arte como liturgia laica. Me acuerdo que Vanesa Díaz Otero, que en su tesis escribió un texto lindo sobre mi obra, llegó a la conclusión de que en un mundo capitalista en el que todo es simulacro (decir que se tiene lo que no se tiene), el artista, paradójicamente, se volvió el agente, el último reducto del sentido común crítico, siendo para eso un disimulador (dice que no tiene lo que realmente tiene). Y aquí mi interés por el ilusionismo se hace claro.
También me son queridas las propuestas Dada y Surrealistas (esta última menos, interesándome sobre todo sus experiencias con el inconsciente y el azar).
Y no se puede olvidar un par de cosas: soy, sin haberlo elegido, mujer, heterosexual, blanca y portuguesa, de clase media, estudiante y doctorada, siempre en la escuela pública. Como tal, mi gran herencia es la literatura y la poesía, el hacer doméstico y cotidiano, del cuerpo implicado en el hacer, la inminencia performativa de Eva cogiendo la manzana, con el sentido del tiempo marcado por la muerte menstrual, reloj primero del mundo, el abismo de amar a cuerpos que desconozco absolutamente. Soy una plácida y silente revolucionaria de abismos. Soy más poema que poeta: ¡el arte puede esperar la vida no!
En suma, me intereso por, y trabajo con, todo aquello que proponga un problema del orden de las cuestiones esenciales, todo lo que se me ofrezca como posibilidad de imposibilidad, un hueco, un nudo, una supuesta insolubilidad, una aporía, o en última instancia una metáfora para aquello que considero ser mi propia condición y la condición de las cosas y del mundo: el sin-sentido aparente que hay que, contra toda la virulencia del mundo, combatir. Casi siempre lo hago en un ambivalente movimiento de aproximación y alejamiento, le llamo la “danza de la esfinge”, gestionando, o intentando gestionar, los momentos de encriptación erudita y los momentos de revelación y generosidad comunicacional. Me interesa lo que parece obvio y fácil. Como en ilusionismo.
Erotismo de la resolución: lo que no puedo hacer con las manos, lo hago con la lengua.
Y, sabiduría antigua y oriental: donde está la alegría, está la verdad.