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José Ramón Sánchez

JOSÉ RAMÓN SÁNCHEZ

(Santander, 4 octubre, 1936)

 

Los artistas deberíamos devolver lo que recibimos. El don con el que nacemos, para la música, la escritura, la escultura, el cine, el dibujo o la pintura, es algo que nos obliga a compartirlo. Bien es verdad, que la propia vida del artista, su capacidad para crear, y su obra que, casi siempre, llega a un público expectante, es una forma de compartir. Pero creo que todos los artistas encontramos serias dificultades a la hora de “explicar” nuestro proceso de creación. Somos reacios a que amigos, familiares o colegas entren en nuestro estudio para ver, “en directo”, cómo dibujamos, cómo estructuramos un cuadro, y cómo lo pintamos de principio a fin. Argumentamos que la creación artística es una circunstancia para vivirla en soledad, lejos de miradas indiscretas, y ajena a cualquier apreciación crítica. Es verdad que los artistas tendemos a la soledad de estudio y a la intensa concentración que requiere crear algo de la nada.

 

“En mi vida profesional tuve la inmensa fortuna de participar durante diez años impagables en un programa de televisión, donde mi doble misión era la de dibujar y explicar lo que dibujaba. Me acostumbré a dar cuenta de todo aquello que mi lápiz y mi rotulador iban inventando acerca de un escritor, un músico, un cineasta, un poeta o un pintor. Era la única forma de instruir y de interesar a los niños en el complejo mundo de las artes. Me acostumbré a contar todo aquel proceso que, de la idea inicial al arte final, iba enriqueciendo mi trabajo”.

 

“El lunes 12 de marzo, tendré un encuentro con los amigos del Museo de Bellas Artes de Santander, en el que intentaré ser fiel al don recibido. O lo que es lo mismo, devolver en forma de charla-coloquio, esa fidelidad que tanta gente de Santander me tiene. Estaré con todos los que acudáis a la cita, para contaros esos aspectos de mi vida profesional que siempre ha despertado un cierto interés entre mis paisanos: la vocación temprana, las circunstancias afortunadas de mis primeras oportunidades, la búsqueda de un Madrid único para crecer, los primeros éxitos populares, el paso por Televisión Española, el reto de los grandes clásicos de la Literatura, el regreso a la tierra, y mi actual adición a los retratos y la escritura”.

 

“De todo ello hablaremos. No soy muy partidario de las conferencias serias y de las clases magistrales. Lo mío es compartir. Conoceros y que me conozcáis. Hablaros de mi pasión por el arte, y desvelaros los límites que marcan mi vida. Será una manera práctica de utilizar el don como intercambio. Será un encuentro público que, como casi todos, se convertirá en ocasión de recibir muchas más cosas de las que pueda dar. Y no importará que seáis muchos o pocos. En cualquier caso, estaré entre amigos, y bajo un techo que, en tres ocasiones, ha sido un hogar acogedor donde exponer mis obras”.

 

José Ramón Sánchez nace en Santander, donde vivirá hasta los 12 años. En 1955 hace su primera exposición de caricaturas en el entonces denominado Museo Municipal de Pintura de Santander. Dos años después se traslada a Madrid y entra a trabajar en los "Estudios Moro". En 1961 comienza su actividad como cartelista publicitario y obtiene los primeros premios correspondientes a la Feria Internacional del Campo (1962), Festival Internacional de Cine de San Sebastián y Día Nacional de Caridad. En 1968 obtiene, en la I Bienal del Deporte en las Bellas Artes, la medalla de plata y el primer premio en la modalidad de trofeos deportivos. Hacia 1970 comienza su actividad como ilustrador de libros infantiles y didácticos.

Realiza para el Partido Socialista Obrero Español los carteles y las ilustraciones del programa en las campañas electorales de 1977 y 1979. Obtiene el Premio Lazarillo en 1978 al mejor ilustrador español por la colección "El aprendiz de brujo", y es nominado por la misma obra para el Premio Internacional "Hans Christian Andersen". Ilustra "La Constitución del 78", destinada a los alumnos de E.G.B., por encargo del Ministerio de Educación. De 1980 a 1982 es su obra "La gran aventura del cine", compuesta por 104 cuadros pertenecientes a otras tantas películas y 20 retratos de actores y actrices. Esta obra la expuso en 1982-83 en el Museo Español de Arte Contemporáneo, y en julio y agosto de 1983 en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santander.

 

Su pasión por el cine volvió a quedar reflejada en la exposición "50 años de cine español", 1985, a la que siguió, en 1989, "Nijinsky y los grandes ballets rusos". Tras un cierto alejamiento, 1993 marcó su regreso a la ilustración con el "Retablo infantil", sobre la obra de Manuel Llano, y "El Quijote". En esta última obra da vida, en 80 óleos y casi un millar de dibujos a lápiz, a los inmortales personajes de Cervantes e inicia su acercamiento a la técnica del óleo y, a la par, a la pintura. Desde ese momento se suceden los trabajos de envergadura, con publicaciones lujosas y de gran formato en las que alterna el óleo con el dibujo a lápiz de detalles.

 

Fruto de esta labor son los libros "Monstruos, duendes y seres fantásticos de la mitología cántabra" (1994), "La vuelta al cine en sesión continua" y "La Biblia contada a todas las gentes" (1997).

En 2000 puso en marcha su exposición "Amores del cine", una nueva mirada al séptimo arte, a la que siguió, en 2002, un gran proyecto, "Moby Dick", para el que creó, junto con Ángeles de la Gala y Jesús Herrán, la Editorial Valnera.

 

Posteriormente ha publicado en Valnera su biografía novelada (“El cine de los Escolapios”), un homenaje a los grandes de la pintura (“El taller de los maestros”), una versión de “Sotileza” (“Gentes de Sotileza”) y un monumental “Beato del siglo XXI” para la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria.

                

La pasión de José Ramón por el cine empezó tempranamente, en las sesiones matinales del cine de los Escolapios, y ya no le abandonó. En 1957 entra a trabajar en los "Estudios Moro". Dirige el cine-club AUN, a la vez que diagrama y dibuja para las revistas especializadas "Cinestudio" y "Film ideal". Ha realizado los siguientes cortometrajes de animación: "Cómo nace una familia" y "Conoces las señales", 1971, obteniendo con estos dos el Premio Especial del "Centro Español de Cine para la Infancia y Juventud"; "El gritoperio", 1972, que obtiene el "Pelayo de Oro" a la mejor animación en el Certamen Internacional de Gijón; "Paco-pum" y "Juegos", 1973; "El hombrecillo vestido de gris" y "Pablito", 1974, y el largometraje "El desván de la fantasía", 1979.

 

Alcanzó gran popularidad por sus colaboraciones para los espacios de Televisión Española "Un globo, dos globos, tres globos" y "Dabadabadá".

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